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Hotel Live Aqua fue diseñado con el propósito de ser un edificio en diálogo con la geografía y la herencia cultural de San Miguel de Allende.
Por: Redacción
Fotos: Yoshihiro Koitani
Diseñado por AoMa Estudio, el hotel Live Aqua San Miguel de Allende redefine el significado del alojamiento turístico como un producto cultural que promueve la experiencia del huésped, conectándolo con el lugar, la historia y la cultura. Funciona como una segunda piel sensible que permite experimentar la belleza mística y fuerza de este lugar único.
Este tributo a la arquitectura mexicana se llevó a cabo con enfoque holístico mediante un plan maestro de activación cultural de la zona, así como el diseño arquitectónico y diseño de interiores. Sobre una estructura existente en abandono, inspirada en las haciendas mexicanas, se imprimió un lenguaje moderno de arquitectura e identidad de lugar, adjuntado nuevos volúmenes con calidad estética, fiel a lo esencial de la ciudad y su entorno.
Los ecos de ayer fueron instalados como cimentación de lo contemporáneo. La importancia de la escala humana del proyecto está expresada en una disposición horizontal del programa funcional del hotel; los espacios rodean plazas y patios ofreciendo recorridos, atravesando múltiples planos, buscando remates visuales y permitiendo el descubrimiento gradual de edificio.
La entrada del hotel: una plaza galería urbana de múltiples niveles con una escultura de Javier Marín, se integra al desarrollo con tejido urbano. El sentido de llegada aumenta después de pasar la puerta antigua de madera maciza y entrar a un espacio de doble altura con plafón de celosía de acero que alberga la panadería del hotel. Desde aquí el recorrido se va guiando a través de una escalera-fuente, inspirada en obras de Escher, situadas en espacios sencillos, a la vez que los patios íntimos están adornados con arte contemporáneo.
El paisaje se traduce en texturas de materiales y volúmenes de arquitectura, creando sentido y carácter emocional en cada uno de los espacios. El gran espejo de agua del área de eventos del hotel devela a la vez la arquitectura del lugar y el entorno, unificándolos en sus reflejos. El límite entre la intervención y el paisaje se difumina por una amplia colección de cactáceas endémicas de la región.
Por su parte, un concepto de resonancia entre lo antiguo y el actual se hace presente en las más de 150 habitaciones, distinguidas por una variedad de soluciones de acomodo que comparten una idea de espacio amplio con límites difuminados.
El carácter de los espacios adquiere su personalidad mediante el uso de madera y ladrillo en plafones y tradicional mosaico mexicano en muros. Múltiples detalles, como luminarias colgantes arriba de las tinas, fueron realizados en colaboración con un equipo experto de diseñadores mexicanos.
aomaeestudio