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Como editor invitado para Glocal No. 4, Emiliano Godoy propuso a David Trubridge en portada, diseñador de mobiliario cuyo trabajo se inspira en la naturaleza y da valor a lo intangible y poético del diseño.
Por: Redacción
Fotos: Cortesía David Trubridge
Al proponer a Emiliano Godoy ser el editor invitado para esta edición, la primer pregunta fue quién sería el diseñador de la portada. Varios fueron los nombres que estuvieron en la mesa, pero David Trubridge fue con quien encontramos el punto de equilibrio. El trabajo de Trubridge se inspira en la naturaleza y se empeña en dar valor a eso intangible y poético del diseño. Los materiales y el cuidado en su uso, hacen que cada pieza tenga una identidad única, y que cada vez que se encienda una luz de una de sus lámparas o pantallas, se prenda un universo de vida e ideas. Aquí la entrevista que se realizó en un pequeño café en la zona Tortona en Milán, lugar donde mostró su trabajo.
No es algo que decidí de pronto, no pensé en ser “diseñador verde”, simple y sencillamente es donde está mi corazón, y donde siempre ha estado. Quizá vino de mis inicios pues comencé como un artesano, primero aprendí a hacer muebles y después a diseñar, en ese entonces trabajaba con la madera. Creo que una de las cosas más valiosas de los artesanos es que realmente les importa en lo que están, no se trata de hacer cosas baratas que se usan y se tiran. Yo no puedo gastar tiempo diseñando cosas sin valor, menos aún hechas con materiales que no son nobles con la tierra, y la única razón de esto es porque me importa mi planeta, los árboles, la vida; quiero gastar mi tiempo en cosas importantes. Como alguien que ama la naturaleza, las caminatas, los bosques, las montañas, todo lo relacionado con la vida, es imposible que no me importe dañar lo que nos da vida… de ahí venimos. No se trata de una ideología, creo que si la gente le importara, no usaría tanto su coche, no vería tanto la televisión, no gastaría su tiempo en destruir.
Si a la gente le importara, no habría productos green, serían lo cotidiano y no una “moda”, como mucha gente lo ha tomado. Ser green es tener empatía con la vida porque mucha gente no tiene todo lo que nosotros tenemos, hay gente pobre y eso me duele. Gastamos mucho y ellos poco, tenemos que parar y darles a ellos una oportunidad.
Que no es suficiente. Me gustaría gastar más de mi tiempo en eso y no en venir a la feria del mueble en Milán, hacer una presentación y todo lo que significa hacer negocios. Yo tengo que hacer esto porque me permite ganar un poco de dinero, y éste hace que las cosas funcionen, pero para mí sólo es un medio, no el fin en sí mismo. Yo no hago negocios para hacer dinero, yo hago dinero para que el negocio funcione, que es totalmente diferente. He estado hablando con el equipo de diseño, creo que ellos tienen un rol muy específico en esto, trabajan con amor en lo que hacen y eso genera cosas buenas, cosas que aportan a sus vidas. Y eso es el diseño: algo que deja en la vida experiencias positivas, algo que trasciende generaciones.
Eso es el buen diseño, lo malo sólo se va a la basura (en todos sentidos). Nosotros trabajamos con escuelas, en las pequeñas comunidades ayudamos a los niños a plantar árboles, pero nunca es suficiente.
Sí, sin duda es preocupante. Hace 2 años había más, y creo que uno de las razones, es porque para mí esto se terminó. Yo no voy a regresar nuevamente. Tengo mucho respeto por la gente que dirige esto, pero a mí me da tristeza en lo que se ha convertido esto, y quizá no está mal, lo que sucedió es que se sobrevaloró una tierra que antes era una zona industrial. Ahora los predios, las rentas, todo es más caro por todos los nuevos proyectos que hay aquí; el desarrollo urbano creció, y no está mal. Yo no juzgo a la gente por hacer proyectos y con éstos ganar dinero, pero cuando algo se vuelve tan caro, tienes que buscar patrocinios para hacer que esto funcione. Ahora para después entrar tienes que primero ver los productos comerciales, para entrar a ver las propuestas de los diseñadores. Las empresas se quieren colgar de lo ‘cool’ del ingenio del diseñador para vender la idea que ellos son así ¿qué tienen que ver coches colgados en una feria de diseño? —se refería a la instalación que había de 5 coches mini cooper sostenidos por unas grúas en la entrada del Super Studio Piú—; con tal de que los grandes negocios se luzcan los exponen demasiado.
No lo sé, tendré que pensarlo… pero quizá algo que tenga que ver más con ideas que con objetos.
Eso lo hice hace varios años, para Cappellini, y gustó mucho. Quizá si yo trabajara para las grandes empresas estaría ganando más dinero, pero no podría realizar realmente lo que a mí me interesa, no podría tener la total libertad que tengo en mi propia empresa. No vendemos mucho, somos una pequeña compañía en Nueva Zelanda, pero tenemos suficiente para vivir como a nosotros nos gusta y con eso es suficiente. Es más importante para mí mantener mi integridad que cualquier otra cosa.
Porque es más libre, más artístico… el mobiliario necesita más función, necesita ser más fuerte. En lo que hacemos se tiene mucha libertad con los materiales, es muy poético lo que hacemos… es emocional. Para mí ver que una persona vibre con mis proyectos gracias a las emociones que les provoca es lo máximo.
Muchas vienen de Australia porque sus colores con muy bellos y porque tienen mucha flexibilidad, también el bambú es muy noble y nos gusta utilizarlo mucho porque crece rápidamente y su veta es muy bella. Pero siempre busco el balance, todas las maderas son hermosas.
Produciendo cosas que la gente conserve, porque es suficiente para ellos. Diseñando cosas que por su diseño y belleza puedan permanecer, esto con el fin de no hacer a la gente comprar siempre cosas nuevas, y sé que esto ayuda a la economía, pero estoy seguro que hay diferentes maneras de vivir dignamente.