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Tipología:Colegio e instituto Escuela Educación
Material:Madera Tierra
Fecha:2017 - 2019
Ciudad:Paterna (Valencia)
País:España
Fotógrafo:Mariela Apollonio Bruno Almela
El edificio se encuentra en el borde de la zona residencial Valterna, en una franja para equipamientos situada entre las viviendas y el barranco de En Dolça, que separa Valterna de la zona de expansión La Pinada, de la misma propiedad que el colegio.
La primera decisión del proyecto es que la entrada al centro se efectúe desde el barranco y no desde la ciudad, para evitar el colapso del tráfico. El barranco se incorpora así al proyecto, reconociendo su papel como vertebrador natural del territorio. Los niños acceden al colegio cruzando un bosque de pinos, a través de pasarelas de madera elevadas.
El edificio adopta en planta la forma de S para configurar dos espacios exteriores: una plaza de acceso al oeste y un patio de juegos al este. Todas las aulas se vuelcan al barranco y al bosque. Desde todas las estancias la conexión visual con la naturaleza es la protagonista, ya que no existe la pizarra o la mesa del profesor. Las aulas se distribuyen en cinco áreas —sensorial, vida práctica, lenguaje, matemáticas y estudios culturales— a las que el alumno accede libremente según sus inquietudes y necesidades.
Para disfrutar de mejor iluminación y ventilación se han diseñado unos espacios verticales de triple altura, los captadores solares, que se sitúan en posición central y que aportan un espacio adicional y una conexión visual transversal entre aulas. Cada aula se complementa con una terraza cubierta, un pequeño anfiteatro, una fuente y un árbol de hoja caduca.
El proyecto crece como un organismo, cada célula adquiere su forma según sus necesidades para después agruparse y relacionarse con las otras células. Una vez dispuestas las aulas en abanico, el espacio de relación que las une no es sólo un lugar funcional de paso, sino que, con sus ensanchamientos, sus rincones y sus balcones y pasarelas sobre el patio exterior se convierte en un espacio de reunión, de trabajo y de juego. Un ágora volcada al exterior pone punto final a este recorrido de espacios de relación.
El proyecto hace un uso masivo de los materiales de menor huella ecológica: barro cocido y madera. El barro en los muros de carga de ladrillo perforado, en las bóvedas de ladrillo macizo, en los pavimentos. Madera en la estructura y en el panel de cubierta, en los cerramientos, en las carpinterías. No hay revestimientos, falsos techos ni falsos suelos. El muro de ladrillo es estructura, partición y revestimiento. Todo está a la vista, se puede entender cómo funciona, cómo se soporta, cómo se construyó. Una cubierta verde descenderá, cuando se complete la segunda fase, hasta apoyarse en la valla perimetral, aislando y dando inercia térmica al edificio, y se convertirá en la verdadera fachada al mirar desde la ciudad.