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Tipología:Aeropuerto Infraestructura
Fecha:2004
Ciudad:Madrid
País:España
Fotógrafo:arcaid.co.uk Manuel Renau
Junto a la creación de tres nuevas pistas y de una compleja conexión viaria de transportes públicos y privados, la ampliación del aeropuerto de Barajas —ganada por concurso en 1997 e iniciada en 2000— comprende la construcción de tres volúmenes: un aparcamiento de cinco plantas, un edificio terminal destinado a vuelos nacionales y de territorio Schengen, y un edificio satélite conectado con el anterior que recibe los vuelos internacionales. El conjunto, situado al norte de las terminales 1, 2 y 3 del antiguo aeródromo y con más de un millón de metros cuadrados, acogerá el tránsito anual de cincuenta millones de pasajeros.
Dos aspectos fundamentales, la sencillez en la ejecución —junto con la posibilidad de acometer futuras ampliaciones— y la obtención de la máxima iluminación natural —que aproxime un edificio de tal envergadura a la escala del pasajero— se han resuelto por medio de un sistema de módulos: cada uno de ellos acoge una actividad (facturación, control o embarque), y queda separado del siguiente por un ‘cañón de luz’, un espacio iluminado cenitalmente que aloja las comunicaciones verticales y horizontales. El pasajero cruza transversalmente las bandas de disposición lineal, siguiendo un recorrido que se ha estratificado en altura para evitar interferencias en los flujos: el nivel 0 aloja las llegadas, el nivel 1 el embarque, y el nivel 2 las salidas.
Con la misma sencillez conceptual con que se distribuyen los tránsitos se ha acometido la construcción del volumen, compuesta por la suma de tres estratos: un subterráneo de hormigón que alcanza los veinte metros bajo rasante en ciertos puntos, una estructura de tres alturas de pilares también de hormigón, y una cubierta alabeada de acero. El hormigón se trabaja in situ, y con el fin de controlar la altura total del edificio, se han empleado vigas postensadas que funcionan con un canto de 90 centímetros. Sobre ellas, cada ‘árbol’ de hormigón despliega cuatro ‘ramas’ inclinadas en las que apoyan las parejas de perfiles de acero, que con forma de doble S confieren el alabeo a la cubierta. Para enfatizar la presencia de ésta, cuyo perfil evoca el vuelo de una gaviota, su desarrollo sobrepasa la línea de fachada, un plano de vidrio que se diluye gracias a un sistema de cables tensados. Los árboles estructurales se han pintado de colores siguiendo la secuencia completa del arco iris, lo que ayuda al pasajero a la hora de orientarse, mientras el revestimiento interior de la superficie alabeada de la cubierta, tejido a base de listones de bambú, transforma el espacio en un acogedor salón continuo.