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El proyecto de la Pizzería Little Cueto se sitúa en el barrio de Cueto, en la zona norte de Santander. Se trata de un barrio tradicionalmente rural, que con el boom inmobiliario cambió "praos" por grandes urbanizaciones. Entre las nuevas construcciones, se conservan aisladas pequeñas edificaciones residenciales y agrarias. Este es el caso que nos ocupa en el proyecto, una pequeña construcción aislada de una sola planta de 50 m2 construidos con cerca de 100 años de antigüedad, situada en una parcela de 92 m2. El estado interior de la parcela no es decoroso, la edificación evidencia un estado de abandono prolongado en el tiempo y las instalaciones presentan materiales que han sufrido degradaciones importantes. El cliente nos plantea la idea de un local especializado en la producción de pizzas, con un aire joven, que permita el consumo en el propio lugar así como la realización de pedidos y recogida. Con estas premisas, el proyecto plantea la consolidación estructural, la restitución de las instalaciones y una rehabilitación en profundidad de los acabados interiores, redistribuyendo el espacio según las necesidades solicitadas y conservando en todo momento la imagen y esencia del local, fachadas de piedra y cubierta inclinada de teja con estructura de madera vista al interior. Por la morfología y escala del local, se plantea un espacio abierto y continuo en toda la parcela, evitando la sectorización de espacios por usos, aprovechando la utilización de los mismos materiales tanto al interior como al exterior, los ya existentes, madera y piedra, e incorporando elementos metálicos tanto en carpinterías como en mobiliario de distribución interior. De este modo, la zona de elaboración queda abierta al comedor, delimitada únicamente por la barra, con área de pedido y recogida. Así mismo, el comedor interior queda abierto a la terraza generando un único espacio, gracias al pavimento de adoquín continuo en toda la parcela, y a la instalación de unas nuevas carpinterías correderas plegables, que permiten abrir por completo el local a la terraza. La manera de establecer el uso de materiales y de tonalidades en el proyecto, permite la distinción no física de cada uno de los usos. En un extremo del local, se sitúa la zona de cocina con paramento vertical alicatado en blanco, delimitada por la barra y estantería lateral metálicas en color negro. En contraposición, al otro extremo, un muro alicatado en blanco con una apertura central deja paso a los aseos, con dos cabinas diferenciadas, pero con una zona abierta de lavabo alicatada en negro. Entre estos extremos del local, en la zona central, se construye un banco de lamas de madera apoyado en el muro de piedra original, y de manera simétrica longitudinal, en la terraza, aparece otro banco de lamas de madera apoyado en el muro de hormigón visto que delimita la parcela. El resto del mobiliario, así como la iluminación y decoración, mantiene los tonos blanco y negro, de modo que el local en su totalidad tiene un aire homogéneo, con excepción del toque de color en las sillas de la terraza, que aportan la frescura propia de un espacio exterior.